Leyenda de la Nahuala
Hace mucho tiempo, como suele decirse en los cuentos, leyendas o mitos, existÃa una temerosa casa en la antigua ciudad de Puebla. Era rústica y muy grande; sin embargo, todos los habitantes no se atrevÃan a acercarse a aquella especie de mansión, y mantenÃan distancia unos metros por cualquier incidente que se pudiera presentar.
La población huÃa de esta casa porque comentaban que dentro de ese lugar vivÃa una mujer perversa y cruel, pero ella ya habÃa muerto, aunque se creÃa que continuaba gobernando ese espacio. No estaba comprobado, pero los rumores lo afirmaban.
Cuando la mujer maligna falleció se habÃa llevado consigo misma el alma de dos niñas, enteras, cándidas y completamente vÃrgenes. Esta vieja gozaba tener almas puras; no obstante, para poder resucitar necesitaba una más. Es por ello que los padres de esa comunidad protegÃan en demasÃa a sus hijos, estos últimos preguntaban la razón de tanta alarma, pero no les informaban nada al respecto, solamente los adultos los amenazaban si no obedecÃan.
Nuestros protagonistas son Leonardo y Fernando, los dos hermanos que vivÃan con su abuela. Fernando siempre querÃa saber acerca de esta historia, Leonardo que era el hermano mayor, ya tenÃa algún conocimiento, porque habÃa escuchado sigilosamente lo que decÃan acerca de ese caserón. A Fernando le daba mucho miedo, le producÃa una heladez por todo el cuerpo, pero a la vez sentÃa emoción.
Un dÃa que se encontraban todos descuidados en el hogar de Fernando, él salió a dar una vuelta, pero en el fondo, querÃa hallar esa mansión. Caminó una larga distancia, cansado, ya estaba dispuesto a regresar con los suyos. Se sentÃa desolado, hasta que, de repente, una mano lo jaló y desapareció de la acera. No se habÃa dado cuenta que ya estaba irrumpiendo el territorio de aquella mujer, y todo pareció indicar que una mano arrugada y de uñas largas lo agarró de su playera y lo introdujo en el interior del caserón.
El niño fue inconsciente de ese momento, ya que estaba dormido cuando fue tocado.
Por lo tanto, en el hogar del pequeño ya todos estaban preocupados, pues el chico no aparecÃa y ya lo habÃan ido a buscar por toda la redonda.
Leonardo intuyó donde estaba, pero mantuvo silencio. En la madrugada sin decirle a nadie, fue en busca de su hermano, sabÃa la dirección y se metió hábilmente.
Desafortunadamente, el también fue atrapado. Ya no sabÃa que hacer pues cada uno estaba encarcelado tras las rejas y la bruja riéndose complaciente.
La vieja confiada de que ellos no se escaparÃan, se fue a velar a otro lugar de la casa. Leonardo, astuto para abrir rejas y puertas logró aflojar la cerradura y salió. Intentó hacer lo mismo con su hermano, Pero consideró mejor dejarlo y regresar con refuerzos para sacarlo de allà y desenmascarar a la bruja. Le prometió a su hermano que regresarÃa, Fernando aceptó apesumbrado.
Leopardo corrió y notificó a toda la familia, idearon un plan para derrocar a la bruja, pero muchos de la comunidad no creÃan que fuera verdad esta situación. La abuela y unos animales acudieron al caserón, en silencio, se pusieron en diversos puntos para que no fueran atrapados.
Leopardo entró por la entrada principal, y la bruja exclamó triunfante:
- ¡qué tonto, ya regresaste, tú hermano está por unirse a mi-
De pronto, la abuela y sus acompañantes se aproximaron a la vieja y esta empezó a gritar, echaron una sustancia al aire y todo se volvió nebuloso. Ella empezó a toser y retorcer, los animales se acercaron a su cuerpo, la rodearon y de repente, se puso estática. HabÃa muerto, no se sabÃa exactamente que fue lo que pasó pero ella ya no existÃa, se desvaneció poco a poco y se convirtió en polvo. La casona se empezó a poner muy frÃa. Y corrieron en busca de Fernando, pero él ya estaba ahÃ, en cuanto murió la bruja, las rejas se abrieron y él huyó.
Cuando salieron no habÃa nadie, pero al dÃa siguiente empezaron a rumorear acerca de lo sucedido los vecinos, pero nadie lo confirmaba. Solamente lo contaron a los más allegados y de esta manera, la leyenda se empezó a contar de boca en boca, en algunas partes puede estar distorsionada, pero Leo y Fernando saben lo que ocurrió, el espanto y aventura que experimentaron.